Puede que hayas oído hablar un poco de la homosexualidad, heterosexualidad y la bisexualidad. Estos tres conceptos hacen referencia a orientación sexual, es decir, hacia quién va dirigida la atracción que puedan sentir las personas que se identifican con esta etiqueta. Aquí dejo unas definiciones, según las entiendo yo. Pero ten en cuenta que no son las etiquetas que nos dan sentido a las personas, sino que somos las personas las que les damos significado.
¿Con qué podemos llenar el hueco? Exacto. Asexualidad.
La asexualidad es la orientación sexual que se caracteriza por no sentir atracción, aunque también incluye cuando se siente con una frecuencia o intensidad por debajo de lo que se considera normativo.
Hay quienes la definen como la falta de atracción. Pero a mi no me gusta usar esa palabra. Porque lleva implícito que lo “normal” es sentirla. Y lo “no normal” es no sentirla. ¿Pero y quien dice lo que es normal y lo que no? Asumir que todas las personas tienen que sentir atracción se llama alonormatividad.
“Alo” hace referencia a las personas que sí sienten atracción sexual con una frecuencia que se considera “normativa” (entre las que se pueden incluir las personas homo, hetero y bisexuales).
Por otro lado, las personas del espectro asexual se denominan “ace”. Es un concepto que viene del inglés, porque “asexual” en inglés se pronuncia algo parecido a /eisexual/. Y el diminutivo sería /eis/, que se pronuncia igual que la palabra inglesa “ace” que significa As (el de las cartas de póker).
La sexualidad es un espectro. Y por lo tanto, la asexualidad también. No se trata de un concepto binario, de sientes o no sientes atracción. Sino que hay diferentes direcciones, intensidades e incluso circunstancias.
Seguiremos hablando de ello en el siguiente post.
Esto no ha hecho más que empezar.